10 abr 2014



Desde la Asamblea Feminista de Cádiz queremos mostrar todo nuestro apoyo a las treinta personas desalojadas de la Corrala Utopía en la mañana del domingo 6 de abril. Del mismo modo, queremos visibilizar nuestra indignación por la amenaza de desalojo de Mila Arzúa, mujer gaditana y luchadora que se encuentra ocupando una vivienda en la Calle Marinero en Tierra de Cádiz desde hace casi dos años. El derecho a una vivienda digna debe preservarse y garantizarse, por encima de otros intereses, y nos parece increíble que tantas y tantas personas se vean en la calle por no haber podido afrontar los pagos de un alquiler o una hipoteca.

El problema de la vivienda es realmente acuciante en nuestro país, donde se realizaron 67.000 desahucios el pasado año a pesar de haber entre cerca de 800.000 y 1.000.000 de viviendas vacías. En la ciudad de Cádiz un grupo de personas venimos organizándonos desde el martes pasado, día en que hubo un fallido intento de desahucio de Milagros Arzúa y de sus tres hijos, para defender la vivienda de esta, y que no la echen de su casa. Entre las muchas razones que venimos escuchando por parte del ayuntamiento para justificar el desalojo, una de ellas es que Milagros ocupa el lugar 1967 en la lista de adjudicatari@s de vivienda de la empresa gestora PROCASA y por tanto debe esperar a que le llegue su turno. Lo que nos parece una vergüenza es que exista dicha lista... y que un caso tan urgente y desesperado como el de Mila tenga que esperar. Y animamos a esas 1966 personas que la anteceden a que también salgan a la calle a visibilizar su problema; solo unid@s conseguiremos denunciar la situación real de l@s habitantes de Cádiz, y desmontar el mito de los brotes verdes que tanto les gusta mencionar a los políticos.

Milagros Arzúa ha sido invitada a distintos programas televisivos para dar a conocer mejor su caso; y tanto en el programa de Espejo Público como en el de Ana Rosa le han espetado preguntas tipo: “¿y cómo es que tienes tantos hijos?” o “¿por qué no vas a vivir a casa de tu padre?”, preguntas que nos llenan de rabia. En primer lugar, porque estamos seguras de que si fuera un hombre no le habrían hecho este tipo de interpelaciones, pero además porque ella no está pidiéndole a nadie que alimenten a sus hijos/as, simplemente exige su derecho a tener una vivienda digna. Nos parece realmente hipócrita esta sociedad en la que, por una parte, siguen existiendo deficiencias en la formación afectivo-sexual, ni hay una buena formación sexual en las escuelas,  ni la nueva ley de educación, la LOMCE, va a hacer nada para mejorar la situación -bien al contrario, se otorga más valor a la asignatura de Religión y se da manga ancha al concierto de centros religiosos, cuya visión de la sexualidad es bastante cuestionable-. Pero además cada vez existen más problemas para realizar una intervención voluntaria del embarazo; la reforma de la ley del aborto del PP -que parece que se aprobará en el mes de junio de 2014-  obligará a la mujer a siete días de reflexión antes de que se realice el aborto, días en los que se le dará “información” sobre todas las ayudas que podrá recibir la madre para poder criar a sus hijos y que así se piense dos veces si seguir adelante con su decisión. Y nosotras nos preguntamos ¿dónde están todas esas ayudas cuando estás a punto de verte de patitas en la calle, como es el caso de Mila? Los mismos que dan lecciones de moral hablando del derecho a la vida del no nacido, se echan las manos a la cabeza cuando ven a un grupo de personas movilizarse contra un desalojo.

El ayuntamiento de Cádiz celebra cada año el 25 de noviembre, día contra la violencia de Género, a través de un escrito en su página web o una concentración en la calle, y de la misma manera suele actuar cuando asesinan a una mujer. Parece que actuar contra la violencia de género está bastante extendido, y también se celebra en colegios e institutos, así como en organismos públicos. Sin embargo, desde la Asamblea Feminista nos cuestionamos dónde se ponen los límites de la violencia, ¿acaso no consideran violencia estar en casa esperando en que cualquier momento pueda aparecer la policía y expulsarte de la misma? La situación de inestabilidad de Mila, y de tantas otras personas que se han visto en la calle por no poder pagar su hipoteca, su alquiler o por problemas familiares que les han empujado a dejar su domicilio, es desesperante, hasta el punto que muchas de ellas acaban por suicidarse para no tener que soportar más esa situación. Y no es casualidad que la mayoría de ellas sean mujeres, que salen huyendo de relaciones complicadas, con sus hijos y con un miedo tremendo a que se los Servicios Sociales se los quiten por no poder mantenerlos.

El contexto social en el que vivimos, en el que es muy complicado encontrar un trabajo con el que poder salir adelante, es asfixiante y estas mujeres no solamente tienen que aguantar la angustia por no saber si tendrán un techo bajo el que dormir esta noche o qué dar a tus hijos de comer ese día, sino que su situación se agrava al tener que  aguantar las miradas reprobatorias de l@s vecin@s que cuestionan sus relaciones con su padre o hermanos, las preguntas de una presentadora de televisión, que buscando la mayor audiencia, actúa de forma paternalista y hace preguntas trampa para cuestionar cómo han organizado su vida, culpabilizándoles de forma indirecta de la situación en la que se encuentran.

No queremos discursos moralistas ni paternalistas, lo que estamos pidiendo es el mantenimiento del derecho a una vivienda digna para todos y todas, que las personas pasen a un primer plano en las preocupaciones de l@s polític@s, que dejen de rescatarse bancos o autopistas y se emplee ese dinerel dinero público en garantizar una vivienda a toda la gente que se están viendo en la calle. Por todos ellos, por todas ellas, seguiremos movilizándonos.

NI CASAS SIN GENTE, NI GENTE SIN CASAS. ¡¡LA MILA NO SE VA!!


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